En la última década, la Educación Inicial en Ecuador ha dado un giro de 180 grados. La situación actual es producto de una serie de decisiones de políticas públicas y de cambio en la mentalidad colectiva acerca de la crianza de los hijos en la primera infancia. En la Constitución de 2008 se reconoce a los niños y niñas menores de seis años como un grupo de atención prioritaria, y a la Educación Inicial como el primer nivel del proceso educativo.
El artículo 40 de la Ley Orgánica de Educación Intercultural, LOEI, estipula que “la Educación Inicial es corresponsabilidad de la familia, la comunidad y el Estado con la atención de los programas públicos y privados relacionados con la protección de la primera infancia”. En este mismo artículo se establece que la Educación Inicial es un “proceso de acompañamiento al desarrollo integral” del niño que respeta su “ritmo propio de crecimiento”.
En el artículo 39 del Reglamento General a la LOEI se identifican dos subniveles de la Educación Inicial: el primero destinado a niños y niñas hasta los tres años y el segundo para los de tres y cuatro años.
Según el Currículo de Educación Inicial del Ministerio de Educación, los docentes deben estimular el desarrollo lingüístico, cognitivo, socioafectivo y físicomotor de los niños, mediante el desarrollo de experiencias de aprendizaje apropiadas para su crecimiento, planificadas con base en las necesidades específicas de cada uno de ellos, de su entorno cultural y de su nivel de madurez. Es decir, ni guardería ni escuela, sino una excelente educación inicial. A propósito, Ever Garrison afirma que “un maestro es una brújula que activa los imanes de la curiosidad, el conocimiento y la sabiduría de los alumnos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario