domingo, 22 de diciembre de 2019

Antecedentes


El primer instituto de Educación Preescolar fue fundado en 1816 en New Lanark (Escocia) por el pedagogo Robert Owen. Posteriormente el siguiente instituto del que se tiene registro fuera de Escocia fue fundado en Hungría el 27 de mayo de 1828 por iniciativa de la condesa Teresa Brunszvik (1775-1861) en su residencia en la ciudad de Buda bajo el nombre de Angyalkert («jardín ángel»).​ Pronto el concepto se difundió por varias regiones del reino húngaro, volviéndose una institución popular entre las familias de la nobleza y la clase media húngara.

En 1837, el pedagogo alemán Friedrich Fröbel (1782-1852) abrió la primera institución preescolar fuera de Hungría, fundándola en Bad Blankenburg (actual Alemania) bajo el nombre de Institución de Juego y Ocupación, la cual luego de 1840 tomó el nombre de Kindergarten (en alemánKinder= (del) niño; Garten=jardín, lo que se traduce entonces como «jardín de niños»). El concepto pronto se propagó en Alemania y posteriormente en Inglaterra a partir de 1851 y en los Estados Unidos en 1856En 1881, durante el Porfiriato son fundados los primeros Jardines de Niños en México, denominados "Escuelas de Párvulos" o "Kindergarten", en contextos urbanos.


En América Latina, la atención y educación de los más pequeños se inicia durante el siglo XIX, a partir de acciones variadas y dispersas que provienen de la seguridad, salud y educación. Al principio fueron las órdenes religiosas quienes se preocupaban por la protección de niños sin familias, pero en otro momento del siglo XIX las acciones se amplían hacia aquellas provenientes de la beneficencia. En el siglo XX comienza a ser una responsabilidad del Estado a partir de la sanción de leyes en varios países (Argentina 1919; Brasil, 1927; Uruguay 1934; Ecuador 1938). A partir de la Convención sobre los Derechos del Niño, ya en la década del ’90, todos los países latinoamericanos sancionaron leyes adecuadas a lo establecido en dicha Convención internacional, haciéndose cargo estatalmente del derecho a la educación de los más pequeños.​
En los orígenes, los propósitos apuntaban a mejorar las condiciones de higiene, alimentación, y cuidado de las madres y de los chicos, debido a que el interés por el desarrollo psicosocial fue muy posterior; en un principio, se desarrollaron cerca de los centros urbanos, ampliándose la oferta una vez que la mujer entra al mundo laboral. Asimismo, poseía un fuerte carácter benéfico o privado, siendo la acción estatal más extensiva hacia el siglo XX.
La educación inicial comenzó a extenderse en la región latinoamericana a finales del siglo XIX en el marco de la educación de la niñez en general. Se crearon las primeras modalidades con diversas denominaciones que fueron fundamentándose en las orientaciones pedagógicas europeas. Se inicia también en América Latina, la formación de maestras especializadas en el nivel.



Marco Legal


En la última década, la Educación Inicial en Ecuador ha dado un giro de 180 grados. La situación actual es producto de una serie de decisiones de políticas públicas y de cambio en la mentalidad colectiva acerca de la crianza de los hijos en la primera infancia. En la Constitución de 2008 se reconoce a los niños y niñas menores de seis años como un grupo de atención prioritaria, y a la Educación Inicial como el primer nivel del proceso educativo.


El artículo 40 de la Ley Orgánica de Educación Intercultural, LOEI, estipula que “la Educación Inicial es corresponsabilidad de la familia, la comunidad y el Estado con la atención de los programas públicos y privados relacionados con la protección de la primera infancia”. En este mismo artículo se establece que la Educación Inicial es un “proceso de acompañamiento al desarrollo integral” del niño que respeta su “ritmo propio de crecimiento”.


En el artículo 39 del Reglamento General a la LOEI se identifican dos subniveles de la Educación Inicial: el primero destinado a niños y niñas hasta los tres años y el segundo para los de tres y cuatro años.

Según el Currículo de Educación Inicial del Ministerio de Educación, los docentes deben estimular el desarrollo lingüístico, cognitivo, socioafectivo y físicomotor de los niños, mediante el desarrollo de experiencias de aprendizaje apropiadas para su crecimiento, planificadas con base en las necesidades específicas de cada uno de ellos, de su entorno cultural y de su nivel de madurez. Es decir, ni guardería ni escuela, sino una excelente educación inicial. A propósito, Ever Garrison afirma que “un maestro es una brújula que activa los imanes de la curiosidad, el conocimiento y la sabiduría de los alumnos”.

Importancia de la Educación Inicial


La crianza que permite que un niño crezca de manera integral (física, mental y socialmente) incluye la alimentación, el cuidado de la salud, la protección, el estímulo cognitivo y emocional, el cariño y la seguridad del ambiente. Esto es responsabilidad de las familias, pero también de los Estados, quienes deben asegurar el acceso a servicios educativos y de salud de calidad.

El desarrollo del cerebro depende no sólo de la nutrición adecuada sino también de las experiencias, oportunidades y estímulos a los que esté expuestoComo sabemos, las experiencias que vive un niño tanto en el ámbito familiar y en otros entornos como la escuela son fundamentales. En este sentido, la educación inicial tiene un rol importante en la construcción de ciertas habilidades cognitivas y sociales.



Su impacto se observa en el bienestar físico y motriz, en las habilidades lingüísticas, la comprensión de conceptos matemáticos, la capacidad de sostener la atención y autorregular el propio proceso de aprendizaje y las emociones, entre otros. Numerosos estudios sugieren que la capacidad para comprender y descomponer las palabras en sus sonidos fundamentales y poder manipularlos en niños de edad preescolar repercute en el rendimiento en tareas de lectura y escritura en la educación primaria. En cuanto a la matemática, el acercamiento a conceptos como el conocimiento de los números y la ordinalidad desde el nivel inicial incide en la incorporación de competencias más complejas en esta área.

Las funciones ejecutivas son críticas para el desarrollo escolar y social. Se trata de funciones que a su vez dan lugar a otras habilidades importantes como la capacidad de recordar la información necesaria para completar una tarea, filtrar distracciones, resistir impulsos inapropiados, sostener la atención, establecer metas, planificar cómo lograrlas y monitorear el resultado, y manejar las emociones propias y ajenas.

Estos procesos se producen lentamente desde la infancia hasta la adolescencia tardía. Existen diferentes actividades como el juego imaginativo, el juego reglado y la actividad física que ayudan a promoverlos.

Claro que es central el rol del docente en el lazo que ellos saben construir con los niños, brindándoles contención y haciendo que se sientan seguros y tranquilos. El cerebro de los niños necesita desarrollarse en interacciones con adultos emocionalmente empáticos. La interacción entre pares es muy importante pero los adultos somos el puente en la relación entre los niños y su ambiente, mediamos en esa relación y en gran parte estimular ese vínculo depende de nosotros.

La inversión efectiva en la primera infancia posibilita que cada niño promueva sus potencialidades para vivir con felicidad y convertirse en un adulto plenoLos niños sin la nutrición, la protección y la estimulación cognitiva y emocional necesaria corren el riesgo de no alcanzar su potencial de desarrollo. No existe algo más prioritario que remediar.
Las consecuencias de no asumir esto repercuten en la economía y en el progreso general de la sociedad.

La inversión integral, efectiva, sostenida y de calidad en nuestros niños, niñas y adolescentes debe convertirse en una política nacional que combine los esfuerzos de la sociedad civil, el sector privado y, por supuesto, el Estado. Por eso las políticas y programas integrales y multisectoriales para la primera infancia deben ser una política de Estado.

¿Qué hace un/a profesor/a de educación inicial?


Los Docentes de Educación Preescolar son los encargados del cuidado y enseñanza de grupos de niños de hasta 6 años de edad. En este sentido, estos profesionales procuran satisfacer las necesidades de cada uno de sus estudiantes y, además de velar por su seguridad y bienestar, dirigen y coordinan actividades para estimular su desarrollo intelectual y físico, así como el crecimiento emocional.

Por lo general, estos profesionales trabajan para centros de educación inicial, jardines de infancia, centros para niños especiales y en cualquier otro tipo de establecimiento que brinde servicios de atención y cuidados para infantes. Dado al rol que desempeñan, deben rendir cuentas a los Coordinadores y /o Directores de tales instituciones, asimismo, si los hubiere, supervisan a los Auxiliares, Asistentes o Ayudantes.

Funciones principales

A continuación, las funciones más comunes de un Docente de Educación Preescolar:

  • Ofrecer un ambiente seguro, higiénico, de estimulación y cuidados a bebés y niños:
  • Estar a cargo de la supervisión constante, seguridad y bienestar de los niños.
  • Conservar un ambiente limpio y organizado, cooperando con los quehaceres domésticos (garantizar la limpieza y la puesta en orden de los juguetes, mobiliario y equipo), además de ello, promover la buena higiene personal y lavarse las manos constantemente.
  • Cooperar en la planificación, preparación e implementación de un buen plan de estudios basado en juegos y actividades dinámicas que sea apropiadas para fomentar el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de los alumnos:
  • Fijar horarios y reforzar rutinas que les permitan a los estudiantes familiarizarse con sus hábitos y necesidades diarias (como lavarse las manos), así como suministrarles sus meriendas y asegurarse de que tengan un descanso adecuado.
  • Inducir a los niños a la alfabetización, trabajando en sus destrezas de lectura y habla (enseñarles rimas, el alfabeto y los números), así como en el reconocimiento de formas y colores y reforzar sus habilidades motoras.
  • Estimular en los niños el desarrollo de la autoestima, confianza y autonomía.
  • Utilizar una variedad de técnicas de enseñanza que implique modelar, observar, cuestionar y reforzar:
  • Ayudar a los niños a expresarse por sí mismos, escuchando y respondiendo a preguntas y comentarios para entablar una conversación.
  • Enseñar y mostrar buenos hábitos para contribuir en la mejora del comportamiento de los niños.
  • Identificar y atender a las necesidades de cada niño, orientándolos adecuadamente:
  • Monitorear y reportar sobre la salud, seguridad y bienestar de los niños, en tal sentido, debe identificar cualquier señal de enfermedad, abuso, negligencia, trastorno emocional o cualquier otra necesidad especial, tales como la presencia de dificultad de aprendizaje.
  • Denunciar ante las autoridades competentes cualquier situación de abuso que esté atravesando el niño, sea física, emocional, sexual o verbal.

  • Hacer seguimiento de la progresión individual y el desarrollo de cada niño, a los fines de garantizar que cumplan con los objetivos de aprendizaje y de conducta preestablecidos:
  • Cumplir a cabalidad con todos los requerimientos emitidos por las autoridades nacionales, tales como el registro diario, el reporte de incidentes y la administración de medicinas.
  • Discutir con los padres y representantes y otros miembros del centro de enseñanza acerca de los problemas de cada alumno.


Labores diarias
  • Estimular y desarrollar el crecimiento intelectual, físico y emocional de los niños, a los fines de garantizar su seguridad y bienestar.
  • Conservar un ambiente de cuidados, inclusivo, seguro e higiénico.
  • Preparar horarios, reforzar rutinas y promover los buenos hábitos.
  • Hacer seguimiento de la progresión y desarrollo de los alumnos, así como de su salud, seguridad y bienestar.


El papel del juego en el jardín de infantes


Zapata (1990) acota que el juego es “un elemento primordial en la educación escolar”. Los niños aprenden más mientras juegan, por lo que esta actividad debe convertirse en el eje central del programa. La educación por medio del movimiento hace uso del juego ya que proporciona al niño grandes beneficios, entre los que se puede citar la contribución al desarrollo del potencial cognitivo, la percepción, la activación de la memoria y el arte del lenguaje. Flinchun (1988) menciona una investigación en la que se reportó que entre el nacimiento hasta los 8 años aproximadamente, el 80% del aprendizaje individual ya ha ocurrido, y dado que en este tiempo el niño lo que ha hecho ha sido jugar entonces se debe reflexionar sobre el aporte que tiene el juego en el desarrollo cognoscitivo. Bruner refuerza esta teoría y expone que también contribuye al proceso memorístico (Bequer, 1993).



Por medio del juego, el niño progresivamente aprende a compartir, a desarrollar conceptos de cooperación y de trabajo común; también aprende a protegerse a sí mismo y defender sus derechos. El niño corre, salta, trepa, persigue. Estas actividades lo divierten y fortifican sus músculos; por eso, también cuando se arrastra, se estira, alcanza objetos, patea y explora con el cuerpo, aprende a usarlo y a ubicarlo correctamente en el espacio. Una de las razones por las cuales los niños deben jugar es para contribuir a su desarrollo físico. Sin darse cuenta, ejecutan un movimiento muchas veces hasta que lo dominan. Con esta actitud el niño reafirma y repite un movimiento sin cansarse hasta que este sea perfecto, sólo por el gusto de realizarlo bien. El juego, además de contribuir en su desarrollo físico, también favorece su desarrollo cultural y emocional. Para el niño con actitudes y conductas inadecuadas, tales como el mal manejo de la frustración, desesperación o rabia, el juego es una salida para liberar esos sentimientos.


Una profe responde a preguntas sobre docencia preescolar


Aporte






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